sábado, 29 de julio de 2017

A MI ÁNGEL DE LA GUARDA




Aleja de mí las arañas
y la ronda de mis fantasmas
vierte al viento déspota
en ráfagas venideras.

Rompe el jarrón
donde guardan los secretos,
desliza uno
para cada hueso de mi cuerpo.

Abre entre mis brazos
un pequeño infinito
para soportar el borde
del horizonte tirano.

Presérvame entre la fauna mística
que se regodea en los bordes de la noche,
pero cuídame del incendio
posterior a todo desvelo.

En los naufragios posteriores
no me bordes cruz ni rayo,
déjame junto a la sed
un vaso de ardiente novela.

Protégeme del deseo
de mi enemigo
y de mis deseos
enemigos.

Llena mi copa de lunas
y mi cabello de soles,
atesora en mis ojeras
la sal de la sabiduría.

No me ofrezcas a los lobos
que se disputan mi pasado,
tiéndeme una red para este salto al vacío
del instante.

Ata en tu melena
estas plegarias,
llévalas contigo
en tu vuelo centinela y rasante.

Yo dormiré abrazado,
leal como el vicio,
en tu pecho
cada noche.


Este poema forma parte de LAMENTOS (inédito)
























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