I
El 17
crece en sus meses
peces
-¡anguilas!-
no me deja
tranquila
no me mece
¿es la desgracia,
la falocracia,
la oligarcracia,
la clase crasa,
romper la casa,
tabula rasa?
¿es la estrella
que estrella
sobre la tierra
perra
todos sus dones,
sus sones
apoyando los
pezones
revolviendo,
devolviendo?
¿Es la aluviada,
la mojada
de las pezuñas de
los terneros de las patrias
en la alegría
perruna y libertaria
en las fuentes de
las buenas gentes
entre las estatuas
tan indecentes
y su peste antipedestre?
Habrá que arrojar
de nuevo los candelabros
barajar a
rajatabla todos los años
grabar a fuego los
sueños en los talones huraños del calendario
contrastar a los
neolegionarios
darle chance al
descontento de ser ungüento
para cortar la tos
ruralosa de los predios de los medios
y sufrir también
desde el friso
clase media
desde el frizado,
la neurocistitis, el autocalvario
otra vez
la lesión lección
con que carcajean
campanarios, pistolas
y tomos gruesos y
huraños.
¿Será entonces a
carcajadas
a tajadas
de vida no
acondicionada, desconsumida
que habremos de
volver selva la celda
y aprender la
barbarie que se rie
colgada de la
barba colonial
y se la traga para
digerirla
para escupirla,
para esculpirla
y nutrirse sin
irse, sin hacernos los cisnes,
sin bisnes?
Primera parte de "El 17" o "Canto largo del 17", el que no entró en los 16 poemas de ANIMALADA, el que anda por afuera.
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